Solomillo de cerdo adobado

Yo tenía en mente cocinar un solomillo semejante a éste y estaba dándole forma en mi cabeza, pero mira tú que hace unos días me lo encontré en El invitado de invierno y aunque con alguna que otra adaptación, lo hice mio al momento. Es muy sencillo, más, necesita cierto cuidado a la hora de prepararlo para conseguir el punto justo que deseemos, que para mi es ni crudo por dentro, ni pasado. Esto también depende de su tamaño y por supuesto del horno, que como todos sabemos, parece que tiene vida propia y en cada casa funciona de una manera. Es una receta que he elaborado por primera vez, pero no será la última, a partir de ahora pasará a formar parte de nuestro menú habitual y también del que haré en ocasiones especiales, tanto nos ha gustado. La experiencia bloguera nos demuestra que solo una parte de las recetas que hacemos llegan para quedarse, otras en cambio, siendo acordes con nuestra manera de cocinar, pasan a formar parte de la lista sin pena, ni gloria, a excepción de algún momento determinado que necesitemos de su existencia. Por contra, algunas, como la de hoy, son amor a primera vista y están presentes a menudo. Pues bien, aquí os dejo mi experimento, para que os forméis una idea objetiva del tema y saquéis vuestras propias conclusiones. Ya me contaréis.

Ingredientes:

-1 solomillo de cerdo
-10 g de pimentón dulce
-Hierbas provenzales
-Aceite, sal y pimienta

Preparación:

Ponemos el horno a 180 grados. En un cuenco mezclamos el pimentón, con la sal, pimienta, hierbas y aceite de oliva suficiente para formar una pasta. Untamos esta mezcla por todo el solomillo. Colocamos en una fuente de horno y lo ponemos a asar, yo lo tuve 20 minutos, después lo saqué y lo envolví en un papel aluminio 15 minutos. Lo hice trozos como medallones y lo serví con la salsa que desprendió en el asado. Listo!