Pastel de puerro, calabaza y manzana

Que me gustan los pasteles salados no es ningún secreto para quienes me conocen y siguen mi blog. También que tengan un puntito dulce, aunque en el de hoy reconozco que me he pasado un pelín, ya que la calabaza era muy dulzona y junto a la manzana y el puerro bien pochado han conseguido que se me fuera la mano en el punto. Eso, y que tampoco me he prodigado demasiado con la sal, todo sea dicho. Pero tiene remedio para el próximo, una vez conocemos donde está el problema, se soluciona pronto. A mi me ha gustado así, casi me lo he comido entero yo sola, hemos cortado unos trozos para acompañar y el resto me lo he cenado. Los ingredientes que lo componen han sido una ocurrencia, como me gustan todos he pensado que si los unía estarían más ricos todavía. Y no me he equivocado, la receta es jugosa y sabrosa al máximo. De vez en cuando rompo con la rutina de lo conocido para ensayar nuevas preparaciones, con este tipo de pasteles no es difícil hacerlo y casi siempre se acierta. Es tan socorrido en la mesa que alguno suelo tener siempre, además me encanta que sobre para darme un pequeño banquete cuando me apetece. Porque se ha acabado, que si no, me comía un trocito ahora mismo.

Ingredientes:

Para un molde de 22x11
-4 puerros grandes (la parte blanca)
-150 g de calabaza dulce
-1 manzana Golden
-2 huevos
-1 yogur natural
-1 chorrito de leche
-Aceite, sal y pimienta

Preparación:

Lavamos los puerros y los troceamos en juliana fina. Los pochamos en un fondo de aceite a fuego lento hasta que estén bien tiernos, salpimentados. Mientras, pelamos, limpiamos de semillas la calabaza y la manzana, las cortamos en láminas finas. En el molde que tengamos preparado, yo utilicé uno desechable de aluminio, colocamos en el fondo una capa fina de puerro, sobre ella otra de calabaza cubriéndola bien, salpimentamos, otra de puerro, ahora manzana y de nuevo repetimos toda la operación, puerro, calabaza y manzana, terminamos con puerro. Batimos los huevos, añadimos el yogur y seguimos batiendo, agregamos también un chorrito de leche para aligerar la mezcla. Salpimentamos y vertemos sobre el pastel. Damos unos golpes sobre la encimera para que se distribuya bien por todas las capas. Introducimos en el horno precalentado a 190 grados, unos 45 minutos. Lo coloqué a una altura inferior a la de en medio para evitar que se quemara la superficie. Si no está hecho y veis que se está quemando lo cubrís con un papel aluminio. Comprobamos si está cocinado clavando un palito en el centro, si sale limpio, ya está.