Buñuelos de calabacín

 Sí, son más bien tortitas, al no llevar levadura la masa no se hincha, lo que para nosotros no ha supuesto ningún incoveniente, estaban tan buenos... 

En septiembre estuve en Madrid y fui a comer a un restaurante vegetariano al que me es imposible faltar porque me encanta, y allí los pedí; he querido reproducirlos en casa y no se parecen ni en foto a aquellos otros, pero tengo una receta más en mi blog con mi autoría, así que la he guardado para no perderlos de vista. Y seguiré experimentando. Quedan jugosos y tiernos, los hice tamaño bocado y como sobraron, son un picoteo de vicio, pues fríos tampoco están mal. Se pueden acompañar con alguna salsa como mayonesa o de yogur, a nosotros no nos hizo falta, pero a quien le guste, que no se prive.

Ingredientes:

-1 calabacín (300 g)

-1 cebolla (300 g)

-300 ml de agua

-125 g de harina

-50 g de mantequilla

-50 g de queso rallado

-3 huevos

-Aceite de girasol

-Sal y pimienta

Preparación:

Se ralla el calabacín con piel, solo se le cortan los extremos. Se pela la cebolla y se trocea menuda. Se sazonan y colocan ambos en un colador para que vayan soltando el agua. 

Se ponen los 300 ml de agua al fuego con la mantequilla y un poquito de sal. Cuando se disuelva se echa la harina de golpe, se le va dando vueltas hasta que se convierta en una masa que se despega de las paredes. Se aparta del fuego, se deja entibiar, se le pone el queso rallado y se integra en la masa con una cuchara de palo. Se van añadiendo los huevos de uno en uno al tiempo que se mezclan muy bien. El calabacín y la cebolla que teníamos reservados se escurren con las manos hasta que suelten todo el agua, se agregan a la masa y se entremezclan con ella. Se pone una sartén al fuego con abundante aceite, yo he puesto de girasol porque es más suave, pero igualmente puede ser de oliva. Se van cogiendo cucharadas de masa y se van friendo, primero por un lado y después por el otro. Los hice a temperatura media porque se hacen mejor por dentro, ya que las verduras están crudas. Una vez dorados, se sacan a un plato con papel absorbente. Y listos para consumir.