Tarta de queso y fresa

 Quedé contenta en general con esta tarta, me la puse de regalo para mi cumpleaños y no me podía defraudar, ya que me hago ciertas concesiones dulces en días especiales, uno de ellos al cumplir un año más de vida. Preparé un bizcocho base distinto a los que suelo hacer, es de miga más prieta para que soporte bien el almíbar del calado y el relleno, aunque no subió casi nada. En cuanto al relleno, también me basé en otra receta que tenía guardada, pues no solo lleva queso crema, además tiene queso fresco de cabra, lo que la hace un poco granulada pero menos untuosa. La presento sin el corte porque no quise trocearla hasta que no vinieran mis invitados y después de eso ya me fue imposible hacer las fotos. Excepto porque el bizcocho estaba pelín seco para mi gusto, pasó con nota el examen de los asistentes, sobró una porción pequeña y eso es buena señal. Lo importante es que sirvió para pasar un rato agradable con la gente que quiero y eso es lo mejor de todo.

Ingredientes:

Bizcocho:

-6 huevos

-200 g de azúcar

-200 g de harina

Relleno:

-180 g de queso crema 

-100 g de queso fresco de cabra

-50 g de mantequilla

-100 g de azúcar glas

-Mermelada de fresas (si es casera mejor)

-Fresas para decorar

Preparación:

El día anterior preparé el bizcocho para tenerlo hecho y frío. Lo primero tamizar la harina. Cascamos los huevos en un recipiente, batimos a velocidad máxima hasta que dupliquen su volumen. Agregamos el azúcar poco a poco y seguimos batiendo cinco minutos más. Ahora vamos agregando la harina por partes manualmente con movimientos envolventes con varilla manual o espátula, hasta integrarla completamente. A un molde desmontable le cubrimos la base con papel de horno, cerramos y enmantequillamos los laterales y un poco el fondo. Vertemos la masa y la introducimos en el horno precalentado a 180 grados unos 45 minutos. Comprobar siempre que el interior esté hecho pinchándolo con un palillo. Si vemos que se quema por encima, lo tapamos con un papel aluminio. Dejamos enfriar y después lo cubrimos con papel film unas horas o hasta el día siguiente.

Preparé un almíbar mezclando 2 cucharadas grandes de mermelada de fresa con 100 ml de agua, no le puse azúcar, pero si queréis ponerle un par de cucharadas para los golosos, más dulce quedará. Ponemos al fuego y cuando todo esté bien disuelto se retira y reserva. 

Partí el bizcocho por la mitad y quité la parte de arriba que estaba más oscura que ha subido un poco y así dejar esa capa igualada a la de abajo. Para cortar las capas de igual grosor yo tengo un truco que aprendí no recuerdo donde, y es hacer unos cortes con un cuchillo en la mitad del bizcocho (si queremos hacer dos) en puntos alrededor, y por ahí introducir un hilo fuerte, empezando por delante, dando la vuelta y volviendo con la otra punta donde dejamos la primera, cruzamos las dos y tiramos en dirección opuesta. El bizcocho se irá abriendo en el interior perfectamente. Calamos las capas con el almíbar, ya he dicho en la entrada que para mi gusto le puse poco, por eso aconsejo hacer el doble, o algo menos del doble. 

Preparamos el relleno poniendo en un vaso batidor los dos quesos, la mantequilla y el azúcar, trituramos y reservamos.

Montamos la tarta poniendo sobre cada placa de bizcocho, ya calada con el almíbar, una capa de mermelada, sobre ella ponemos la mitad de la crema de queso; tapamos con la otra mitad del bizcocho y repetimos la operación. Yo dejé chorrear la crema por los lados, se puede cubrir con ella el lateral también. Ya solo queda decorar con fresas. La metemos en la nevera unas horas para que coja cuerpo con el frío y a disfrutar.