Mantequilla de castañas

No me decidía este año por la receta que haría para celebrar el "Tosantos" como se merece, o sea, con frutos secos. Buscaba algo original, últimamente estoy muy tradicional en la cocina y ya tocaba innovar. La respuesta, como tantas veces, vino de la mano de la red, el estupendo blog Tarjeta de embarque, que recomiendo por sus recetas veganas y su fotografía, me puso delante esta sencilla y rica mantequilla de castañas que se come sin sentir y nos ofrece una sana alternativa para llenar desayunos, meriendas o aperitivos. Sin embargo, tengo que decir, que aunque me entre este arrebato renovador gastronómico de vez en cuando, para otras cosas me gusta respetar la costumbre. Así, he adecentado panteones familiares para la fecha y también haré las compras pertinentes de frutos secos en el mercado de abastos. Y es que soy de la opinión que lo cortés no quita lo valiente y ambas cosas no tienen porqué estar reñidas.

Ingredientes:

-1 docena de castañas
-1 cucharada de aceite de oliva
-1 pizca de sal
-2 cucharadas de sirope de ágave
-Agua

Preparación:

Para asar las castañas yo usé el método que siempre  utilizo y que es hacerles un corte en la parte de arriba clavando un cuchillo afilado. A continuación en un asador usado, que no nos sirva para otra cosa porque se estropea con la cáscara de la castaña, ponemos un hilito de aceite, echamos las castañas, las tapamos y las dejamos asar dándoles la vuelta de vez en cuando. Estarán hechas cuando la piel se esté quemando y veamos el interior tostado o blando. Apartamos y las vamos pelando en caliente porque se hace mejor. Las ponemos en una trituradora, molemos parando de vez en cuando para ir vigilando la textura, cuando sea fina añadimos la pizca de sal, el sirope y el aceite, mezclamos bien. Por último incorporamos el agua que sea necesaria para que tenga textura untable, 1/4 de vaso más o menos. En la picadora coge temperatura y puede parecer que no necesita la humedad del agua, pero al enfriar queda sólida si no se le añade.