Pastel de patata, cebolla y piquillos

Este tipo de pasteles de patata con verduras entreveradas van muy bien como guarnición. Ofrecen la posibilidad de cambiar sus componentes en función de nuestros gustos. Mi combinación ha sido con cebollas y piquillos, por una necesidad indispensable de dar salida a estos pimientos empezados de su tarro y no terminados, y la cebolla, simplemente la pongo en todo. Es otra forma de acompañar con ese tubérculo imprescindible en la cocina, integrante y protagonista de cantidad de recetas. No hace mucho que Norma del blog Siempre será primavera me dijo que en América se llaman papas y en Europa, para no quedar mal con la iglesia, por la similitud con el nombre del Papa, pasaron a llamarse "patatas." Una historia curiosa que no conocía y que me ha recordado una frase del Quijote: - Con la iglesia hemos dado, Sancho - Donde yo espero dar es en la tecla con este pastel, y que sea del agrado de todo el que decida probarlo sin chocar con ningún inconveniente.

Ya que esta receta en parte es de aprovechamiento, se la voy a enviar a Marisa del blog Thermofan para su página 1+/- 100, desperdicio 0, un proyecto relacionado con el reciclaje, la reducción de desperdicios, el ahorro, la defensa del medio ambiente, con el que está muy comprometida y del que deberíamos aprender. Este es mi granito de arena, pues.

                                                            

Ingredientes:

Para un molde de 22 x 11 cm
-1 ó 2 patatas
-1 cebolla
-3 piquillos
-2 huevos
-200 ml de nata para cocinar
-Aceite y sal

Preparación:

Preparamos el molde pintándolo con aceite. Pelamos y cortamos las patatas en rodajas finas, yo lo hice con un cuchillo, si es con una mandolina es mejor porque saldrán todas iguales. Las ponemos en el fondo del molde cubriéndolo. Sazonamos.  Pelamos y cortamos la cebolla en rodajas finas también y las ponemos sobre las patatas. A continuación colocamos otra tanda de patatas y sazonamos de nuevo. Ahora secamos los piquillos y los cortamos por un lado para abrirlos como si fueran un abanico, colocamos sobre las patatas extendidos. Ponemos otra capa de patatas, otra de cebollas y terminamos con una de patatas. En un cuenco batimos los huevos con la nata, volcamos la mezcla sobre el pastel. Introducimos el molde en el horno precalentado a 190 grados por espacio de una hora, si se pone muy dorado por encima lo tapamos con un papel de aluminio. Sacamos y pinchamos para comprobar que está cuajado. Desmoldamos con cuidado y lo tenemos listo para consumir caliente o frío.