Croquetas de jamón y quesitos

Si hay algo que en casa gusta especialmente, y me atrevo a decir que a mucha más gente, son las croquetas. De todos los ingredientes, sabores y colores. Pues bien, se me había pasado publicar un clásico croquetero como son las de jamón. Les he puesto un poco de quesito que las enriquece aún más, convirtiéndolas en suaves y cremosas, aunque buscando esta última textura han quedado blanditas, cosa que en principio solucioné congelándolas, pero sabed que al comerlas quizás os falte espesor. El remedio es disminuir un poco la cantidad de leche; yo he preferido mostrarlas tal cual las he hecho y dejar a vuestra elección la consistencia. Como aperitivo son ideales, y como segundo y cena también, aprovechables al máximo. Las pocas que pudimos probar nos gustaron mucho, después mi hijo se las apropió para llevárselas de vuelta a la Universidad y ni rastro de ellas. Buen provecho tengamos todos cuando las cocinemos.

Ingredientes:

-90 g de jamón serrano picado en taquitos
-2 quesitos de triángulo
-1/2 cebolla
-2 c/s colmadas de harina
-1 vaso de leche
-Aceite
-Harina, huevo y pan rallado

Preparación:

Picamos menuda la cebolla y comenzamos a sofreírla en un fondo de aceite. Cuando esté transparente añadimos el jamón, damos unas vueltas y agregamos la harina, rehogamos y vamos añadiendo la leche a poquitos. Agregamos los quesitos troceados, un poco de sal, con cuidado, pues el jamón y los quesitos ya llevan. Cuando la mezcla tenga la consistencia deseada retiramos del fuego, tened en cuenta que en frío la masa se endurece un poco. La ponemos en una fuente, cubrimos con papel film pegándolo a la masa por encima para que no cree costra y dejamos enfriar en la nevera. Preparamos un plato con harina, otro con huevo batido (yo pongo dos huevos) y otro con pan rallado. Vamos cogiendo porciones de la masa y dando la forma que nos guste, redondeada o alargada como las mias. Pasamos por harina, huevo batido y pan rallado, si os ocurre como a mi, que se os quedan blanditas, las congeláis antes de freírlas en abundante aceite. Las vamos poniendo sobre un papel absorbente cuando estén doradas, y listas para degustar. Me salieron una docena.