Bizcocho de mandarina y coco

 Este bizcocho no tiene mucha ciencia en su elaboración, como casi todos, los ingredientes son facilitos, de los que encontramos a diario, mandarinas del tiempo y coco rallado de bolsa, pero la combinación que forman, ummm... que rica por dios! Y que olorcito queda de fondo. Es de los de antojo y de los de instaurar en el menú familiar, el que pueda, en casa, al ser lo que mejor se comen, reposterilmente hablando (¿esto se dirá así) me veo obligada a cambiar ingredientes y si me apuras preparación, para sacarle unas fotitos que me sirvan para el blog como nueva receta. Doble función, como en el teatro, pero sin taquilla; hay que ver la de voluntariado que hacemos por aquí, eso sí, con mucho gusto. El bizcocho sale jugosísimo, en gran parte por la contribución de los gajitos de mandarina con su zumo. No os puedo decir cuánto tiempo se mantiene en ese estado, pues el que no se llevó mi hijo, nos lo comimos en un santiamén, pero calculo que dos o tres días bien. Mi consejo es que vayáis comprando las mandarinas, para que en el finde las probéis dentro de un bizcocho. A ver si sois capaces de comer solo un trozo.

Ingredientes:

-2 mandarinas

-125 ml de aceite de girasol

-3 huevos

-200 g de azúcar

-100 ml de leche

-125 g de coco rallado

-250 g de harina

-1 sobre de levadura

-Azúcar glas para espolvorear

-Mantequilla y harina para el molde

Preparación:

Rallamos la piel de una mandarina y quitamos la piel de los gajos de las dos, dejando los gajos en vivo. Los trituramos con la batidora. En un cuenco amplio batimos los tres huevos, agregamos el azúcar, el aceite, el puré de mandarinas, la leche y el coco rallado, mezclándolo todo muy bien. Tamizamos la harina con la levadura añadiéndola a la preparación. Tapamos la base de un molde desmontable con papel vegetal, cortamos el sobrante de alrededor. Pintamos con mantequilla fondo y paredes, espolvoreamos harina encima y movemos en círculos para cubrirlo bien. Echamos la masa, damos unos golpes sobre la encimera para que se nivele. Metemos en el horno precalentado a 180 grados por espacio de 25 ó 30 minutos, aquí hay que conocer el horno que tenemos y el tamaño del molde, pero con ese tiempo debe estar hecho. Pinchar con una aguja para comprobar que no sale masa cruda. Una vez fuera del horno dejar enfriar y espolvorear azúcar por encima.