Preparar una guarnición que sea original y no se repita, no siempre resulta fácil, aún así yo lo intento en mi afán de crear una cocina sencilla, sana y variada. Las magdalenas saladas nos gustan mucho junto con algunas comidas, barbacoas por ejemplo, aunque nunca llegan a tiempo de acompañar porque se las comen antes. Hoy las presento de calabacín, pero tengo otras en el blog, estas o estas, muy buenas también. No he caído en ponerles el puntito dulce que tanto aprecio, en las próximas no se me olvidará. La tarea de unir ingredientes, mezclar y al horno es de lo mejor en la cocina, no te complicas demasiado en cacharreos, no ensucias y la receta se hace sola, con algo de vigilancia basta. Y encima salen cosas tan ricas como estas magdalenas. Ya estáis tardando en hacerlas.
He decidido enviar esta receta al proyecto En buena onda que llevan a cabo Elisa y Marisa por haber utilizado el microondas y así mostrar este espacio a quien no lo conozca y por mi parte seguir aprendiendo a usar este aparato tan olvidado a veces en la cocina.
Ingredientes:
-400 g de calabacín
-2 huevos
-80 g de queso rallado
-80 g de harina de avena
-1 c/s de levadura
-Sal y pimienta
Preparación:
Pelar (o no) el calabacín y rallarlo con un rallador. Ponerlo en un cacharro que pueda ir al microondas 3 minutos a máxima potencia. Sacarlo y escurrirlo bien dentro de un paño, colocarlo en un cuenco. Añadir los huevos, el queso, la harina, levadura, sal y pimienta. Mezclar todo muy bien. Verter la masa en moldes de magdalenas dos tercios de su capacidad, meter estos a su vez en otros más resistentes, los de aluminio van bien, para evitar que se expandan al hornearse. Los introducimos en el horno precalentado a 180 grados, unos 30 minutos, comprobar que están hechos con un palillo, pero deben estar húmedos por dentro. Sacamos, dejamos enfriar y ¡a comer!